Exterior – Interior. Leandro Tartaglia

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Artista: Leandro Tartaglia
Dónde: 
Naranja Verde
Título: 
Exterior – Interior
Fechas:
Desde el 5 de diciembre

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Galería de imágenes, texto y links

Texto

Un cuarto al que llegó hace unas semanas, en un país que tampoco es el suyo. Sobre una tabla blanca sostenida por dos caballetes de madera hay una computadora portátil conectada a dos parlantes, un cuaderno de mano cerrado con una birome adentro, un cenicero, una caja de acuarelas abierta con un pincel húmedo encima y un montón de notas sobre papeles de colores de cinco centímetros de lado. Rosa, amarillo, verde agua, celeste, turquesa. Una silla de madera sostiene una mochila negra. En la pared blanca, once dibujos están pegados con cinta de papel.

Hace treinta y seis días que se mueve en ese paisaje.

Al principio intentaba concentrarse exclusivamente en el texto que titilaba en la pantalla. La mesa y las paredes permanecieron blancas durante varias jornadas, con la única excepción del humo gris saliendo del cenicero o la boca.

La primera irrupción en este mínimo sistema de trabajo fueron las notas. Un día comenzó a anotar en pequeños papeles de colores las ideas que le surgían en los (cada vez más largos) paseos diarios por la ciudad. Cuando se empezaron a amontonar se le ocurrió la idea de distribuirlas sobre la mesa y verlas como un mosaico. Movió la computadora y los parlantes hacia uno de los extremos de la tabla y completó el resto con las notas. Así generó una situación nueva, además de sentarse a escribir podía poner a competir las ideas que le iban surgiendo en un tablero como un juego de mesa, agregando, sacando o simplemente moviéndolas de lugar de acuerdo a los cambios que se le iban ocurriendo.

La segunda irrupción llegó cuando vio que en las notas y en el cuaderno no sólo estaba escribiendo sino que iban apareciendo pequeñas imágenes. Mientras escuchaba el audio de la primera grabación de la carta de Zé, decidió pasar una de esas imágenes a una hoja más grande. Le gustó porque lo ayudó a escuchar el archivo completo, sin que la mente se le dispare para otros lados y pierda la concentración. A partir de ahí comenzó a utilizarlo como estrategia: cuando tenía que escuchar un fragmento de audio extenso sacaba la caja de acuarelas. Pero luego el deseo de dibujar comenzó a aparecer de manera sistemática, independientemente de su función inicial. Era casi una molestia, quería trabajar para tener listos a tiempo los audios y los recorridos, sin embargo no podía evitar dibujar. Pudo terminar el audio con la entrevista al arquitecto pero enseguida vio un pequeña avenida trazada en una de las notas que había hecho ese día y se le ocurrió una nueva acuarela. Un poco a su pesar, la mesa comenzó a superpoblarse de dibujos, que le ganaban espacio a las notas y a la computadora. Decidió pegar los dibujos a la pared y volver a ocupar la mesa exclusivamente con las notas, la computadora y los parlantes.

Una vez que consiguió realizar la versión definitiva del audio de los actores sólo le quedaba hacer la postproducción del sonido, fijar definitivamente los recorridos y conseguir la camioneta y los auriculares. La disposición de las notas le seguía sirviendo. Los dibujos en parte también, la mano recorriendo la hoja como apuntalando el sonido. Sin embargo, lo alertó un poco el hecho de que los tiempos para la producción de la obra se estaban acortando, todavía quedaban muchas cosas por hacer y la realización de los dibujos se demoraba cada vez más allá de la duración de los audios. Sin dudarlo, guardó los dibujos en una carpeta y la metió junto a la caja de acuarelas y el pincel en la valija.

Fernando Sucari

Link:
Naranja Verde

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