Movimiento perpetuo. Marcelo Grosman

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Artista: Marcelo Grosman
Dónde: Foster Catena
Título: Movimiento perpetuo
Fechas: 17 de mayo al 12 de julio de 2013

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Texto, galería de imágenes y links

Movimiento perpetuo 1. Cuando nace un medio de expresión nuevo, vale como medio; la expresión viene después. La mayoría se queda en medio. Muchas veces me he preguntado qué debe pasar para que un medio de expresión se transforme en un arte; porque ninguno nace como arte, más bien al contrario, nacen lejos del arte, casi en las antípodas, y es todo un milagro que lleguen a ser un arte. César Aira, Fragmentos de un diario en los Alpes 2. El primer impulso es destructivo. Salir a buscar, para separar, individualizar y limitar lo que hay de plural en la imagen. O entrar a buscar lo que hay en su interior. Su truco, su multiplicidad evanescente. Todos lo sabemos: es un impulso infantil. Aprender que la imagen (pero ¿es una sola imagen o una locura de imágenes enloquecidas?) jugará con nosotros. Nos exige y nos obliga a recorrerla para captar, en el caleidoscopio lenticular, una perspectiva imposible y mágica. La promesa quebrantada de que alguna vez lo vamos a ver todo. 3. Lo mismo que ocurre con nuestro cuerpo. Sabemos que no lo podemos ver todo. Y porque no podemos ver todo nuestro cuerpo, sabemos que hay otro que nos mira y nos delimita. Estos cuerpos observados que nos ofrece Marcelo Grosman están en proceso. Y por un efecto de la lente, de la imagen y de la aglomeración de perspectivas someten al mismo proceso al evaluador y a nosotros, observadores inocentes, que pasearemos frente a la imagen, para encontrar como el mensurador, su secreto. A ese proceso, ingenuo como los útiles escolares (la regla, la cartuchera o la tapa de libro), lo voy a nombrar: El proceso del cuerpo de volverse imagen. 4. Por lo común, los más afectados son los niños, y la situación del joven picnoléptico pronto se vuelve insostenible. (…) Si al pequeño picnoléptico se le muestra un ramo de flores y se le pide que lo dibuje dibujará no solo el ramo sino también el personaje que lo colocó en el vaso e incluso el prado donde fue recogido. Costumbre de ensamblar las secuencias para hacer coincidir lo visto, aquello que se recuerda y lo que, desde luego, es imposible de recordar, y hay que inventar, recrear para otorgarle verosimilitud al discursus. Con el tiempo el joven picnoléptico se verá obligado a dudar del saber y los testimonios unánimes de su entorno, toda certeza se cambiará en sospecha, tenderá a creer (como Sexto Empírico) que nada existe y que aun si algo existiese, no podría ser representado, e incluso si pudiera serlo, en modo alguno podría ser comunicado o explicado a los demás. Paul Virilio. Estética de la desaparición 5. La voluntad de captar (medir, controlar) el movimiento del cuerpo mediante la animación de la fotografía, tiene muchos precursores. El zoopraxiscopio de Muybridge, el quinetófono de Edison o el fenaquistiscopio de Plateau son todos instrumentos, con nombres preciosos, de la época en la que el instrumento de captura todavía tenía algo de mecánico, y por lo tanto, de artesanal. La imagen lenticular que nos ofrece Marcelo Grosman forma parte de esta familia que miramos con nostalgia como a los juguetes de nuestra infancia, o de la infancia de la cronofotografía. Su objetivo es siempre el mismo: proveer a la imagen de una coartada para que escape de la cárcel detenida que es el retrato. Pero, al mismo tiempo, pagar el precio de esa eternidad de juguete, con la entrada al laberinto bifurcado del tiempo. 6. Fenaquistiscopio, del griego espectador ilusorio, juguete inventado por Joseph-Antoine Ferdinand Plateau para demostrar su teoría de la persistencia retiniana en 1829. Consiste en varios dibujos de un mismo objeto, en posiciones ligeramente diferentes, distribuidos por una placa circular lisa. Cuando esa placa se hace girar frente a un espejo, se crea la ilusión de una imagen en movimiento. Poco después de su invención, Plateau descubrió que el número de imágenes para lograr una ilusión de movimiento óptima era dieciséis, lo que con posterioridad aplicarían los primeros cineastas usando dieciséis fotogramas por segundo para las primeras películas. 7. Muy rápidamente después de la invención, el Estado, la medicina, el ejército y el aparato social de vigilancia se apropió de esos instrumentos, porque encontró en ellos la herramienta ideal para la expansión de su función de cuidado, preservación y control de la vida. Del mismo modo, las religiones encontraron en la escultura, el fresco y la pintura su instrumento ideal para la promoción del dogma. Cuando las religiones abandonaron esas técnicas, nos encontramos con el arte. El Estado abandonó sus aparatos de control por otros más sofisticados y entonces podemos atisbar aquello que queda en las imágenes, la teatralidad del aparato de control, su sentido redundante, su exceso de exposiciones, el verdadero criminal: el cuerpo. 8. En el ejercicio atlético que obliga al observador, se anuncia una manipulación, un juicio, una evaluación y un ejercicio del poder. 9. El cuerpo, ese criminal que tengo dentro de mí mismo se escabulle y se fuga hacia un lugar donde sé que no voy a poder encontrarlo… y para detectarlo en alguna parte, para encontrarlo y encadenarlo a la vida, se construyó el arma perfecta y su coartada: se volvió una imagen. Se perfeccionó el procedimiento, se midió, se lo sometió a fotografías, cálculos, evaluaciones para no dejarlo partir, e inevitablemente encuentra el escondrijo subrepticio por donde, finalmente, escapará. Su coartada para la aniquilación es perfecta, se va por el único lugar por donde la imagen no puede encontrarlo: por ese pasillo oscuro, el tiempo. Con la paciencia feroz de un detective y la ironía de un coleccionista, Grosman nos ofrece en cada obra una maquinaria compleja de análisis del crimen. 10. El médico mide, registra y calcula. El oficial examina, inspecciona y documenta. Los cuerpos son cristalizados en medidas, posiciones, ejercicios, gimnasia, adiestramiento… el cuerpo, naturalmente, escapa. 11. El propósito de este trabajo ha obviado la comercialización y, por oposición, ha tratado de documentar su realización a jóvenes investigadores no solo para que aprendan a diseñarlo, sino para que aprecien el rigor metodológico de investigar; además, ha permitido explorar y validar el complejo proceso de enseñanza-aprendizaje. Los kinesiogramas se diferencian de las imágenes lenticulares, ya que ellas, aunque tienen el concepto de fragmentación de la imagen, lo tienen para darle más tridimensionalidad que movimiento propiamente dicho, semejante a las imágenes anáglifas. Otra de las motivaciones fue incorporar los kinesiogramas como una forma de aprender a dimensionar/dibujar la figura humana. Los kinesiogramas o las imágenes lenticulares: su desarrollo y aplicaciones The Development and Application of Kinesiograms or Lenticular Images Alejandro Rubiano Mejía Universidad Piloto de Colombia, Colombia. SIGRADI 2010 12. Probablemente una imagen no sea nada; pero dos imágenes son un relato. Dos imágenes simultáneas, pegadas, procesadas y aglutinadas, entonces, son una locura. 13. Algunas veces, hacia el ocaso, mientras viajamos en un tren o en un colectivo, podemos ver al mismo tiempo nuestra propia imagen que observa y simultáneamente el paisaje que se retira veloz. Esa experiencia narcótica que nos vuelve los protagonistas de una película en la que, coincidentemente, estamos viajando, tiene la misma cuota de magia que nos ofrece Grosman. La posibilidad de que, por un momento logremos el sueño absoluto: el mundo se va, pero nosotros permanecemos. Marcelo Grosman nos ofrece acá una dosis de esa eternidad encapsulada en cajas portátiles. 14. Y detrás de las imágenes aparece la voz de Marcelo Grosman que nos indica que aceptemos esta imagen o serie de imágenes como quien acepta la regla, la instrucción, el correctivo, la disciplina del cuerpo para entender y narrar, en la imagen, la historia. Que aceptemos la imagen como quien acepta sumiso y domesticado el recorrido rutinario de quien quiere descubrir el mecanismo oculto. Que aceptemos la imagen como aceptamos la orden sucesiva de imágenes que contienen y liberan una fábula de aprendizaje. Como aceptamos el reto desafiante de un tutor que nos impone una disciplina. Como aceptamos el tutor del árbol, por su propio bien, para que crezca sano y recto. Con la incredulidad y el asombro con el que aceptamos la magia.
Ariel Schettini BsAs, Abril 2013

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