Ya fui mujer. Tomás Espina

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Artista: Tomás Espina
Título:  Ya fui mujer
Dónde: Sala J, Centro Cultural Recoleta
Fechas: 17 de diciembre 2015 al 28 de febrero 2016

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Galería de imágenes, texto y links

Texto

Ya fui mujer es una exposición individual de Tomás Espina en el Centro Cultural Recoleta. Las obras operan en cuatro niveles que se diferencian por cómo y cuándo las imágenes se manifestan o se usan en relación a procesos de revelación y transformación.

Las acuarelas sobre papel son 114 y fueron realizadas entre mayo de 2012 y julio de 2015. “Las acuarelas aparecen como figuras en un estadío embrionario y primitivo. Es lo humano en estado de descomposición, en su estado más puro e incivilizado. La figura aparece de los propios fluidos que exhala. Y a su vez se disuelve en esos fluidos en un estadio de trasmutación, limpieza y purga, donde lo humano debe disolverse en los ciclos naturales para reanudar su compromiso con la vida en sociedad”.

Los sólidos platónicos son 95 dibujos en carbonilla sobre papel realizados entre julio de 2015 y octubre de 2015. “Los sólidos platónicos son una construcción racional, la imagen del intelecto, del saber heredado de la civilización”.

Las geometrías sagradas son dibujos que aparecen a partir de la sustracción de polvo sobre una mesa; fueron realizadas en una semana previa a la inauguración. “La geometría sagrada es la imagen de lo invisible, de lo que aparece cuando la imagen desaparece. Y a medida que se despliega une todos los puntos que en apariencias están desconectados. La geometría sagrada no tiene límites y trabaja en el plano de lo indiferenciado. Los sólidos platónicos en cambio están construidos por límites.  Son la híper visibilidad del pensamiento abstracto. El trofeo de la civilización occidental. Allí donde la geometría sagrada se expande y abre, los sólidos se cierran en sí mismos. Pero a su vez son una forma sin contenido, son contenedores de vacío. Son el útero de la civilización. La máscara sin rostro”.

Las máscaras de arcilla se presentan sobre un mobiliario con estanterías y son 41; fueron realizadas entre octubre de 2015 y diciembrede 2015. “Las máscaras aparecen como el aspecto social de lo primitivo y lo salvaje. El busto (símbolo de lo civilizado, del patriarcado) se traviste de salvaje. Ese gesto que aparece en el tiempo del carnaval (en el tiempo fuera del tiempo, donde los demonios se desencadenan) es también el momento de purga y transmutación, donde lo humano religa sus vínculos con lo sagrado. Allí es donde se llora a los muertos y se prepara el ánimo para reiniciar un ciclo más en el mundo de los vivos, en la vida en sociedad. Sin embargo, aquí las máscaras están presentadas en una repisa, es decir fuera de su ambiente natural. Es el momento antes o después del rito de transmutación. Están al asecho, en el umbral”.

Las citas previas son todas de Tomás Espina. La muestra cuenta, además, con la asesoría curatorial de Javier Villa, que repregunta a Tomás:

¿Qué es aquello que buscás, aquello que está fuera del tiempo?
 
Es el tiempo ritual, donde las leyes y normas del tiempo lineal desaparecen y se purgan las heridas producidas por el roce en sociedad. Para muchas culturas ese momento acontece en un periodo determinado del año, es decir, está ritualizado. Y es donde lo reprimido se desencadena. Creo que el arte tiene también la capacidad de producir disrupciones en las normas y en la idea de tiempo; es un gran condensador, tiene la capacidad de comprimir y expandir el tiempo y, en cierto grado también como en los rituales primitivos, se manifiesta en un tiempo fuera del tiempo. 

¿Si no mirás hacia atrás o hacia delante, hacia dónde mirás?
 
La respuesta inmediata que me sale es que miro hacia adentro. Pero es como no decir nada. Porque cuando miro adentro descubro que no hay nada, y cuando miro afuera tampoco hay nada.
Pero siempre pasa algo cuando el afuera entra y viceversa, en ese trayecto pasa todo. A veces tiene forma de atrás y a veces de adelante. Uno puede apretar REW  o FFWD y en el fondo son lo mismo. Es la disyuntiva del ciclope. Un guerrero de un solo ojo que avanza hacia adelante, pero su único ojo mira solo al pasado.

¿como pueden los objetos -o lo no humano- ayudar a los humanos?
 
Los objetos y las secreciones son extensiones de lo humano.
Cuando era chico y me enfermaba – en ese extraño proceso en el que el cuerpo no responde  y solo se ocupa de segregar fluidos – mi abuela me decía; las secreciones debelan secretos.
Creo que allí hay una hipótesis de respuesta: Los objetos y las secreciones ayudan a debelar secretos.

¿Qué se puede encontrar en el umbral entre una forma no reconocible y aquello que empieza a
aparecer?
 
Creo que todos los umbrales son una forma de no tiempo, un paréntesis, un tiempo paralelo. En cierto modo ese traslado es una forma de suspender el tiempo.

¿Lo amorfo es siempre embrionario o puede ser también apocalíptico?
 
Se tiende a pensar que el apocalipsis es lo que siempre está por venir en cualquier momento. ¿Y si en realidad viniéramos del apocalipsis? ¿Y esa constante sensación de que está por avecinarse no es más que las ganas de volver al vientre materno? Al dolor del parto, por ejemplo.

Si la obra de Tomás busca una forma de suspender el tiempo y, a la vez, se asienta en una lógica de transformación (que en general quiebra un relato lineal para plantear una nueva génesis), dicha transformación de la materia, del espíritu, de la conciencia, de la política debe ocurrir de manera constante. Un continuo pasaje hacia otra cosa donde génesis y apocalipsis son lo mismo. Donde manifestación y representación ocurren en simultáneo.

Siempre creí que las imágenes eran máquinas del tiempo. Tomás cree que el arte abre paréntesis en el tiempo, lo suspende. Yo creo que todas las imágenes existen potencialmente en todo tiempo y lugar, simplemente aparecen en algún momento dado, se van o vuelven a aparecer sólo por necesidad. En fin, creo que es un poco lo mismo que lo que Tomás cree, pero desde una perspectiva distinta. Es decir, si sos una máquina del tiempo que estás potencialmente en todo tiempo y lugar, estás fuera del tiempo.

Tomás me repregunta:

¿Las imágenes aparecen por necesidad o por contingencia? 
Entiendo que puede ser una buena pregunta por qué aparecen, y podrían aparecer tanto por necesidad como por contingencia. Pero tal vez una mejor pregunta es qué pasa o qué producen cuando aparecen y a partir de esa respuesta se podría entender si era por necesidad o por contingencia. Pero claro, llegado a este punto, si fue por necesidad o por contingencia, deja de ser importante. Y la pregunta pasa a ser si eso que produjo la imagen es necesario o contingente. ¿Es la misma pregunta? No lo sé. ¿Es mas pertinente lo necesario que lo contingente? Tampoco. ¿Lo contingente se vuelve más necesario que lo necesario por no ser necesario? Tampoco.

Ahora Tomás:

Siguiendo con el tema de las secreciones y con respecto a qué producen o qué pasa cuando aparecen esas imágenes en el tiempo…A veces tiendo a pensar que producimos imágenes como las plantas producen oxígeno. Parece un poco cursi decirlo de ese modo. ¿Pero si pensamos que el oxigeno que producen las plantas es en realidad excremento y que eso que ellas liberan a cambio de CO2 (que es su alimento) es el elemento vital para que podamos respirar? ¿Si pensamos que las imágenes que producimos son excrementos, mojones, secreciones, que se depositan en la línea de tiempo y lo descomponen? Como las lombrices que se alimentan de un cadáver y producen la descomposición que es a su vez el abono para que la planta crezca y se alimente de CO2 y cague oxigeno y así…. ¿Si el arte es (u opera en) la descomposición del tiempo?

Y le respondo:

Me parece bien pensar el arte como una secreción de algo que consumimos, sean otras imágenes, la realidad o el tiempo. Como un regurgite. Finalmente, son las secreciones lo que permiten el funcionamiento del sistema, ya sea porque lo purgan o porque son necesarias para su continuidad. Como la mierda es abono o el esperma reproducción. Ahora, como seres vivos consumimos tiempo y el arte al ser una secreción del tiempo –al descomponerlo y suspenderlo- purga nuestra problema de finitud y linealidad, al mismo tiempo que permite que el tiempo exista más allá de nuestro paso por la vida, lo extiende como el esperma o como el abono; extienden la vida. Es decir, esta secreción es, a la vez, el documento de existencia de cada momento de tiempo dentro de un relato supuestamente lineal y la mejor forma de suspenderlo (ya que el mayor indicio de existencia del tiempo es justamente su suspensión). O sea que el arte estaría tan relacionado con la muerte como con la vida.
En un tiempo en el que el mundo se cuenta a partir de imágenes fragmentadas, Tomás apunta a cierta unidad cuya pretensión es de totalidad. Intentar manifestarlo todo en imágenes es admirable.
Contar las transformaciones de la materia, del espíritu, de la conciencia y de la política
Desde la vida y la muerte, lo amorfo y lo antropomorfo, lo civilizado y lo primitivo, lo terrenal y lo bajo,
y así sucesivamente.

Le pregunto:

¿Cuándo fuiste mujer?

El título de la muestra no hace referencia a un hecho específico. Me gustaba la idea de un título que funcionara en dos planos a la vez. Uno esotérico; como una forma de iniciación en algún rito pagano o carnavalesco, o que hiciera referencia a vidas pasadas que se me revelaron. Y una lectura exotérica o política que tuviera que ver con mi propia experiencia como artista y el rol que ha jugado la mujer en mi propia vida; mi madre, la madre de mi hijo, las artistas que admiro y me influencian. En mi propio bautismo como artista aparezco yo mismo dentro de la representación en el rol de la mujer,como es el caso de S/P&S/T (en referencia a la obra Sin pan y sin trabajo).

¿Qué relación construís con los objetos de esta exposición?
 
Mis trabajos guardan una fuerte relación entre el material y la imagen – y los desquicios que esa relación puede originar.  El objeto como tal nunca aparece en estos últimos trabajos, podría decir que aparece en forma de talismán o reliquia. Es como si estos objetos hicieran visible lo que trataba de ocultar en mis trabajos anteriores.

Pienso que estos trabajo de Tomás son como una purga o secreción de los trabajo anteriores; son los que develan secretos.

Hoy es importante entender el uso, y el consumo, de las imágenes. Para Tomás la producción de imágenes es una purga o secreción de lo real. Es la geometría sagrada, que aparece más allá de la imagen que siempre vemos. Es la imagen en estados de conciencia alterada. Es lo amorfo como secreción de lo antropomórfico, o viceversa. Es el carnaval, la imagen que nos traviste para sacarnos del tiempo. Es la imagen del hombre que necesita purgar ante el parto. Es la misma imagen de siempre dibujada con la mano que no es hábil. Es la violencia social que purga gracias a la representación. Es la transmutación entre mujer y hombre, fuego y líquido, civilizado y primitivo, visible e invisible, transparente y secriticio, puro y oculto. Es la manifestación de la unidad a partir de la purga que nos otorga la imagen.

Este texto fue terminado a la medianoche del 9 de diciembre de 2015.

Links:
Tomás Espina
Centro Cultural Recoleta

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