Soluciones Potenciales. Tomás Espina

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Artista: Tomás Espina
Título: Soluciones Potenciales
Dónde: Ignacio Liprandi Arte Contemporáneo
Fechas: 21 de junio al 12 de agosto 2016

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Texto, galería de imágenes y links

Anotaciones de frontera

Como si fuera el despliegue de la idea del tiempo, que conforma el sustrato creativo de la obra de Tomás Espina, Soluciones potenciales activa en nuestra propia temporalidad reconocida los fragmentos de otras exposiciones Ya fui mujer y Haití. Tal vez, el término fragmento no es el adecuado: ubicar las obras en otra relación en el espacio, generarles un nuevo tiempo, mientras las otras relaciones continúan activas en la memoria perceptiva. Atravesar la frontera entre regiones de distinto potencial, lo que hoy miramos y la perdurabilidad de lo visto, es el sendero para encontrar nuestro reflejo o poder ser los trasmisores del sentido.

En el estertor final de un proyecto político puede escribirse “ya fui mujer”. Fuimos mujer por una década. Fuimos personas: es decir máscaras. Tuvimos voz, aunque esa voz sea la del otro. Otra voz, deseada: más intensa, radical, brutal, bárbara. Espina coloca las máscaras entre bustos del pasado republicano y, sin embargo, la latencia es la pulsión del deseo de la barbarie (nuestro orientalismo, anotaría Sarmiento). La máscara es el carnaval, el mundo al revés, donde nos travestimos, donde somos el otro. Una de las primeras obras que conocí de Espina era una sustitución: ocupaba el lugar femenino de la pobreza, en una obra-nación como Sin pan y sin trabajo, aunque el artista no podía constituirse como madre. Ese es el límite. La carencia de la madre. Ya fui mujer: Tiresias, hombre y mujer, adivino y ciego, entre los vivos y los muertos.

¿Se puede predecir la transmigración de las imágenes? ¿La conducta de los hombres ante las imágenes? Podemos indagar sus raíces, hasta encontrar el origen de la forma. En un lugar o en otro, en un tiempo o en otro. La obra de Espina es una reacción ante la pervivencia de las imágenes. Por eso contrasta las acuarelas donde lo humano es un estado de trasmutación desde lo natural1 con las carbonillas de “sólidos platónicos” y “geometrías sagradas”, los poliedros deben cumplir la propiedad de ser regulares convexos. Pero esta imagen de la razón no se distancia de la idea sagrada de la naturaleza: “El fuego está formado por tetraedros; el aire, de octaedros; el agua, de icosaedros; la tierra de cubos; y como aún es posible una quinta forma, Dios ha utilizado ésta, el dodecaedro pentagonal, para que sirva de límite al mundo.”, afirma Timeo en el diálogo platónico. La materialidad de la carbonilla desdibuja esos límites regulares de la forma, contradicen su principio. La geometría sagrada –de una misma raíz pitagórica- surge desde la oscuridad, ofrecen un orden esotérico, una armonía expandida. Es la negación de la violencia.

En el inicio del Timeo o de la Naturaleza Sócrates recuerda una conversación previa sobre la perfección del Estado, entonces Critias relata la antigua tradición del gobierno perfecto de Atenas antes de la catástrofe, del temblor de la tierra. Luego, Timeo, astrónomo y pitagórico, describe la naturaleza del mundo y de los hombres. Comienza con la distinción entre “lo que existe siempre sin haber nacido, y lo que nace siempre sin existir nunca”. Esta frase fue lo primero que recordé al recorrer la exposición de Espina.

La latencia de las arcillas cocidas –arte del fuego- de Ya fui mujer se resuelven en una imagen arcaica en la muestra del Museo Caraffa –realizada con Pablo García-. Espina se desplaza del orden de la reserva de los museos etnográficos a la concentración visual del osario. De cierta manera encuentra una solución mesiánica a la trampa formal de sus imágenes. Haití como metáfora latinoamericana, como revolución inconclusa: es decir, digo, la tierra tembló. El rito une al hombre nuevamente con lo sagrado, pero sólo puede señalarse las huellas de ese instante como violencia. Las cabezas de arcillas con las cuencas de los ojos vacías, con las bocas como un tajo, silenciando la súplica (Haití – ¡Ay de ti!) testimonian el sacrificio.2

Roberto Amigo

1 Una serie previa sobre el viaje de Rugendas ofrecía el camino inverso: de la civilización a la naturaleza.
2 Una imagen que trae a la memoria otras: las cabezas cortadas del Khmer Rouge; la presencia-ausencia de los detenidosdesaparecidos. Charles Merewether, hace más de veinte años, interpretó las siluetas de los desaparecidos desde el retorno de los muertos de Haití.

Galería de imágenes

Fotos: Gustavo Lowry, Gabriela Schevach, Josefina Tommasi

Links:
Tomás Espina
Ignacio Liprandi Arte Contemporáneo

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