Artistas: Eman Ali, Jonathon Bolitho, Martín Fernández, Marion Guiraud, Rana Malik, Gaspar Núñez, Ethan Sherman, Magda Skupinska, Pedro Wainer
Título: Narraciones futuras
Curadora: Juliana Gontijo
Dónde: La ira de dios
Fechas: 25 de noviembre al 3 de diciembre 2016
Textos, galería de imágenes y links
Por Juliana Gontijo
“El futuro ya no es lo que acostumbraba ser”, dijeron repetidamente, en la extraña historia de la humanidad, poetas -como Paul Valéry, Laura Riding y Robert Graves- y jugadores de baseball -como Yogi Berra. Esta variedad de personajes entrevieron, décadas atrás, que el futuro era una gran mitología, contada y recontada exaustivamente, hasta que todos nos comprometamos en nombre de su acontecimiento. Pero la imaginación utópica que proyectaba hacia el futuro los logros de nuestra civilizaron occidental racionalizada fueron poco a poco dando lugar a un clamor distópico que, al mismo tiempo que levanta el foco hacia la catástrofe de nuestras acciones, también nos liberó del peso del planeamiento que las narrativas universales modernas nos impusieron.
¿Cómo el arte responde, construye sus ficciones y materializa los indicios que emergen de estas mutaciones de las ideologías del futuro, elaborando sus proyecciones críticas pero también proponiendo nuevas formas de experiencia de lo real inmediato y nuevos modelos de convivencia? En el intento de contestar esa pregunta y formular muchas otras más ante los entusiasmos fallidos de la modernidad y las potencialidades redescubiertas, la intensa convivencia, discusión y trabajo colaborativo durante este mes de residencia ayudaron a entender los fragmentos de la ciudad de Buenos Aires y su modus operandi, visibles en las caminatas erráticas y prospectivas por el espacio urbano (1). El desarrollo tecnológico, la crisis de las disciplinas proyectuales -como la arquitectura y el urbanismo-, la privatización generalizada del espacio público, el fetiche del deseo prêt-à-porter, las conjeturas del Antropoceno, el estiramiento del tejido social -trazos característicos de tantas metrópolis del siglo XXI- son mezclados con una experiencia particular, contextualizada. En la enunciación de una experiencia distópica, el futuro se desarma de su ideal de linealidad, progreso y proyección racional y el arte borra las articulaciones jerárquicas del tiempo.
MARTIN
En la tensión entre la belleza estética del infinito de los espejos y su equilibrio frágil que sugiere un colapso inminente, su obra apunta a cuestionar la estabilidad de las cosas del mundo y la posibilidad real del proyecto. El esfuerzo de la forma para sujetarse a un proyecto original parece contraponerse a la materia para posiblemente llevarla a su degradación. En esa conducta al borde de la decadencia, explícitamente teatral, el símbolo adviene disfuncional y una condición distópica afluye en la espectacularización banal y simultáneamente compleja de las cosas del mundo.
MARION
La investigación curatorial que realiza en Argentina reflexiona sobre la capacidad de la memoria en interrogar el presente y proyectar futuros posibles. Su video-collage establece conexiones interculturales entre eventos políticos y artísticos, objetos y símbolos, en distintos momentos de la historia y coordenadas geográficas. Ante el giro conservador de las Américas, el arte que indaga sobre la violencia del proceso dictatorial se ve extrañamente revestido de un nuevo potencial agenciador. ¿Qué puede el arte cuando el presente se vuelve insoportablemente violento e imprevisible? Los eventos traumáticos retornan como ritornellos de un pasado que, en diferentes ropajes, vuelve a activar miedos, acciones y enunciados de futuros posibles.
ETHAN
¿Cual es la lógica de valor que los elementos adquieren al ocupar los espacios sociales? A partir de esa indagación e inspirado en los pretenciosos halls de entrada de los edificios de Buenos Aires, el artista compone una atmosfera que simula el lujo y exuberancia a través de falsos elementos decorativos. La ambigüedad en el uso de los elementos, en los cuales los materiales nobles ganan aire kitsch y el carbono, elemento atómico que compone todos los seres, se encuentra en estado bruto, critica la actual artificialidad de la atribución de valor a los objetos. Pues, como decía Fredric Jameson, en la estetización general de la experiencia que sirve al capitalismo para administrar y manipular productos más allá de su valor-trabajo, lo estético es una gran herramienta de producción de valor económico. En ese sistema de artificialidad de deseo, simulacros de lo real parecen guiar nuestras acciones a un futuro incierto.
GASPAR
Las armas caseras, “tumberas” o “hechizas”, fabricadas por el artista, hostigan la tensión entre clandestinidad y convenciones legales de las instituciones. Al borde de la ilegalidad, este material de delito gana aún otra condición al ser incorporado al régimen artístico. “Todo el arte es transgredir las leyes establecidas”, dice Nuñez. Desparramadas por el espacio de exposición y parasitarias a las demás obras, sus armas irónicamente escenifican la paranoia, que se nutre del miedo al acto fortuito de la violencia, transformando en seguida al espectador en cómplice de su transgresión legal. Desafiando la justificación autocrática de la ley que regula preventivamente las acciones, el artista sabotea el futuro y la creencia -ya deteriorada- en el Estado y sus instituciones.
RANA
A partir de la observación directa en las calles de Buenos Aires, la artista indaga sobre como se articulan lo visible y lo invisible, lo proyectado y lo improvisado por el uso, los espacios de tránsito y las interdicciones en la arquitectura de la ciudad. Los dos conjuntos de trabajos que expone operan una inversión simbólica de estos espacios: las capas de cortinas que protegen los espacios de intimidad ganan la escala monumental de columnas, mientras las fachadas se reducen y ganan la delicadeza perversa de los objetos de design. Estos últimos, copias moldeadas de fallas encontradas en las superficies suntuosas de edificios bonaerenses, ganan los signos de la arquitectura del miedo que rige los espacios no accesibles; son “piezas de fracaso” que atestan la problemática de las ciudades contemporáneas y las fallas ontológicas de su proyecto.
PEDRO
Recuperando antiguas cámaras y procedimientos fotográficos, las imágenes realizadas por Wainer retratan antiguos edificios-garage, tan numerosos en la ciudad de Buenos Aires. Esta elegante y suntuosa arquitectura de principios del siglo XX proyectada para abrigar autos integra un pensamiento de una época, cuando la utopía humanista y democrática idealizaba una ciudad moderna harmónicamente poblada por automóviles. Volver a una época pasada para reflexionar como se construía una utopía actualmente degradada, nos conduce a la posible conclusión que nuestras actuales proyecciones de futuro ya podrían nacer obsoletas e, inevitablemente, distópicas.
MAGDA
La escena del último banquete. Una atmosfera de lujo y extravagancia, en la cual la intensidad erótica de olores, texturas y colores instigan los flujos de deseo, ocultan de forma perversa y explícitamente cínica la real contaminación de su elemento-base: el agua del río Riachuelo, engarrafada como un artículo de lujo. Esa apropiación del buen gusto y de los mecanismos de seducción comenta críticamente la sociedad contemporánea, sus mecanismos de consumo y sus efectos nocivos en la era del Antropoceno, cuando los humanos se han transformado en una gran fuerza colectiva que altera las condiciones geológicas de la Tierra. Sin embargo, la crisis ecológica no afecta a todos igualmente, sino especialmente a un sector más sensible de la población. Por lo tanto, el exceso de estímulos de las frutas y elementos decorativos que induce a la intoxicación de los participes imaginarios de este festín es igualmente un apelo a la responsabilidad de los deseos inmediatos del presente en las implicaciones de un futuro no tan lejano.
JONATHON
Lo que entendemos como realidad empieza por una limitación de nuestra capacidad sensible de percepción y por el procesamiento posterior del cerebro que traduce estos datos en experiencia. Sobre esa realidad que se nos escapa, pero que es siempre nuestro horizonte de conocimiento, trabaja Bolitho. Aqui, el arte se convierte en un dispositivo parasitario, invadiendo superficies comunes y obras de otros artistas de la exposición. Su trabajo atesta la imposibilidad del arte en ser mimético, y afirma una condición donde lo sintético se confunde con lo natural, lo real con lo simulado.
ELISKA
La frustración es un motor en el trabajo de Stejskalova: frustración por el conocimiento negado de la totalidad de lo real, por la imposibilidad de acceso y pronóstico del futuro, por la consciencia de las ilusiones de la racionalidad científica. El preciosismo que ronda su instalación pone en valor ese secreto reiteradamente ocultado al espectador, revelando la dinámica de un juego perverso que nos tira la pregunta: ¿quien controla el conocimiento?
EMAN
Una gran fachada con palmeras y luces decorativas simula la estética del lujo en la entrada de un albergue transitorio de la ciudad de Buenos Aires. Esta imagen, aplicada en grande escala a la entrada del galpón de La Ira de Dios, construye un espacio ficcional inaccesible, un simulacro que interrumpe el paisaje ordinario para violentamente aludir a un paraíso artificial en 2D que, con su estética kitsch, intenta encubrir la decadencia de las utopías y el deterioro real de los espacios de circulación y convivencia.
(1) Esas caminatas fueron realizadas en colaboración con el artista Lucas Sargentelli.
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