Exposición automática. Gonzalo Gutiérrez

Artista: Gonzalo Gutiérrez
Título: Exposición automática
Curadora: Natalia Mónaco
Dónde: Museo Palacio Dionisi, Córdoba
Fechas: 14 de septiembre al 24 de noviembre 2019

Texto, galería de imágenes y links

La perturbadora noción de ser cómplices

Existe una idea generalizada sobre el arte que supone que cada obra es un comentario acerca del mundo del que emerge; que toda idea del arte es correlativa a una idea del mundo en el que ese arte tiene lugar. Se espera, por lo tanto, que la obra ocupe una posición respecto del presente que está señalando. Esta postura puede tener diversos matices: ser elogiosa o celebratoria, meramente ilustrativa-descriptiva, tomar un giro crítico o irónico, incluso grotesco. Otras, como las de Gonzalo Gutiérrez, luego de percibirlas y analizarlas nos dejan solo con preguntas, apilándose una sobre otra, y cargándonos con la incomodidad propia de un problema no resuelto.

Sabemos que cada época instaura sus regímenes de visibilidad y formas propias que privilegian ciertas prácticas. En la modernidad tardía esa forma es, sin dudas, el panóptico atendiendo a que la vigilancia fue introyectada al interior de nuestros cuerpos, de nuestros hábitos, de nuestros deseos. En la era de la hipervisibilidad el control es un líquido que se cuela por todos lados y lubrica cada una de nuestras relaciones. En este sentido la inocencia no es una posición política sino moral: podemos mirar para otro lado pero seguirá pasando. Lo que emerge de estas obras, en tanto comentario crítico a la política de las imágenes y la illusio –esa ilusión acordada para seguir en carrera–, es la necesidad de re-pensar nuestra responsabilidad en torno al uso y circulación de las imágenes, y así revisar las construcciones sociales que heredamos y alimentamos sin solución de continuidad de una generación a la otra. La incomodidad que transmiten estas obras es, efectivamente, algo constitutivo del mensaje que portan: es esencial e indisoluble puesto que no hay forma de romper las fantasías que compartimos como sociedad sin sacudir, sin molestar, sin romper los vínculos automáticos que dan sentido a nuestra interpretación del mundo.

Demuestra que es inviable desmarcarse de aquello que alimenta a la mirada del voyeur actual: lo que da fuerzas a los aparatos de control y vigilancia que todos usamos diariamente (casi) sin darnos cuenta. De alguna manera, Gonzalo Gutiérrez nos recuerda que a este monstruo, más panóptico que nunca, lo estamos construyendo entre todos y hace rato.

Mariana Rodríguez Iglesias

Galería de imágenes

Links:
Gonzalo Gutierrez
Museo Palacio Dionisi

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