Artista: Camilo Guinot
Título: La forma promiscua
Dónde: Centro Cultural Recoleta
Fechas: 12 cade marzo al 5 de abril 2015
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LA FORMA PROMISCUA
Hacía mucho tiempo que no sentía en un artista la tarea tan aguerrida de ser un transmisor de la historia. Camilo Guinot se torna, en este proyecto, en un arquitecto de la memoria, poniendo su punto más alto en la metamorfosis de la arquitectura, que la incluye, pero que la subyace, llevando esta estructura hacia una escultura.
La unidad mínima utilizada para construir este andamiaje son troncos de la poda pública. Trozos de madera con un gran temperamento material del elemento natural, que evocan todo el tiempo la escisión del elemento de su momento principal cuando fue árbol. La forma que el artista va trabajando, se refina, al mismo tiempo que el material lo fuerza y en una marcada línea de deriva constructiva, la instancia agreste queda presente.
Partes de ligustros, de árbol de mil hojas, de fibras, tiempo y clima, se van uniendo a
partir de la intervención de pequeños tarugos también de madera, que dan el aporte fractal para la repetición a gran escala. La acumulación múltiple es parte fundamental de esta pieza. Tiempo y material dan origen a la forma.
Un tema que atraviesa toda la obra de Camilo Guinot es poder entender y respetar que la naturaleza tiene sistemas constructivos propios. Las obras de arte tienen como virtud abrir y mostrar dimensiones en las que no estamos. Partiendo de la premisa de que hay una dimensión invisible que subyace a todo lo que vemos, que siempre hay un más allá de lo que podemos ver, esta obra es la decisión del artista de simplificar el universo de las formas que siempre son complejas, y dejar solo la estructura para evidenciar lo complejo de nosotros mismos.
La lógica del material sugiere un método. El hombre por su lado, concentra, cosifica y clasifica aportando el suyo propio. Dos mundos se encuentran generando un protocolo de construcción o patrón constructivo del material. A partir de ese momento el mayor énfasis de Camilo Guinot está puesto en poder encontrar el patrón temporal. Y en este punto, es donde mayor relación con el constructivismo encontramos en la obra. Aquel mínimo material concentrado está siendo abordado por un sinfín de manos que trabajan día tras día para encontrar la historia, para desentrañar, o al menos enunciar que percibimos la materia como una cuestión existencial. La memoria que trae el árbol caído, convertido en una obra escultórica, no es más que un retardo donde el artista busca sentido al futuro.
Abordar esta pieza, desencadenó pensar en la forma promiscua, como manera de atravesar lo fijo, lo estable y lo único, e introducir el principio de lo múltiple, de lo revuelto, y sobre todo en palabras del propio artista: “de las formas y modos existentes que son el estado actual de un proceso colectivo compuesto de sucesivas mezclas. La cultura, los pensamientos y las obras de arte también lo son”. El proceso promiscuo en esta obra, pone énfasis en la incorporación de la valoración positiva de los vínculos, como una herramienta para capturar sentido desde la unión. Y es también la sensación de semejanza con la letanía, una gran oración colectiva y pública formada por una serie de invocaciones ordenadas que nos permitan acercarnos al menos, al misterio de que estamos hechos.
Herminda Lahitte
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