Dórico, jónico, corintio. La historia del arte después del derrumbe de la norma

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Artistas: Laura Códega, Mauro Guzmán, Federico Klemm, Ad Minoliti & Gaby Cepeda, Malena Pizani, Nancy Rojas
Título: Dórico, jónico, corintio. La historia del arte después del derrumbe de la norma
Curadora: Jimena Ferreiro
Dónde: Fundación Klemm
Fechas: 18 de agosto al 14 de octubre 2016

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Texto, galería de imágenes y links

Federico Klemm y su Banquete telemático aun viven en YouTube como si el tiempo no hubiese pasado. La mitología greco-romana, Sansón y Dalila, Miguel Ángel, Andy Warhol, la transvanguardia italiana, Joseph Beuys, Alberto Greco y muchos capítulos más de la historia del arte convivían en la TV y al mismo tiempo en la Colección de arte que supo organizar combinando intuición, capricho, aciertos, omisiones y algunos cuantos riesgos y desvíos, a partir de una inversión descomunal proveniente de una herencia cuantiosa que le dejó su padre.

Artista, animador cultural, coleccionista, mecenas y galerista, personaje cultor de un perfil excéntrico juzgado en ocasiones por su extravagancia; sus múltiples formas de intervención en el campo del arte delinean un biografema –ese neologismo que empleó Roland Barthes para dar cuenta de la fusión entre vida y obra como destellos de sentido que conforman una “historia pulverizada”, atomizada y satelital— tan singular como mutante. Es que el biografema remite a una forma de la memoria – a un memento mori— a una posible evocación del otro que ya no es, siempre fragmentaria y parcial.

El planeta Federico sigue girando en su órbita solitaria, y a pesar que hacia comienzos de los años 90 se había transformado en un personaje famoso merced a sus apariciones televisivas orquestadas en complicidad con Carlos Espartaco, su obra y su legado como artista nunca ingresó al parnaso de la historia del arte local.

“Dórica, dórica, jónica, jónica, corintia, corintia” corean con la dureza de una marcha militar el dúo de artistas españolas Las Bistecs –una mezcla de las legendarias Azúcar Moreno tamizadas por la visualidad almodovariana y la crítica post-feminista— en su canción HDA [Historia del arte] que se viralizó en la web en 2015. La combinatoria entre música electrónica, performance y artes visuales hizo más efectiva su difusión y, entre show y show, seguían repitiendo el statement con el que comienza la canción: “Historia del arte, penes con pincel”.

Las columnas que Sansón derriba en la serie Sansón y Dalila. Metáfora contemporánea, la última producción que Federico presentó en público en 2002 a pocos meses de su prematura muerte, quizás puedan pensarse como metáfora, valga la redundancia, de una vocación por desnaturalizar los dispositivos discursivos formateados por la historia del arte cuyos principios estuvieron fundados en valores masculinos, estables y progresivos. El rigor, la severidad, la dureza, la sistematicidad y el modelo científico impregnaron buena parte del arte moderno como valores hetero-normativos que fueron puestos en crisis para dar lugar a una expresión más compleja de la práctica artística. Las críticas apuntaban a derruir el canon construido a partir de la representación dominante del varón blanco y heterosexual en la cultura visual moderna que eyectó de lo visible a los díscolos y disidentes.

En este sentido, nada mejor que la columna –ese elemento constructivo que permitió edificar la tradición de occidente— para dar cuenta de aquel sistema axiológico que era imperioso cuestionar con vehemencia, interpelando también la institución heterosexual y sus normas. La serie en cuestión representaba el preciso momento en que Sansón derrumba las columnas, una y otra vez, como una escena en loop de un film.

Y aun aceptando ciertas críticas a la figura de Klemm como artista deberíamos reconocer que el muestrario de chongos y personajes andróginos que desfilaban en sus pinturas digitales se alejaban considerablemente de estos parámetros, a la vez que intentaban escapar al proceso de normalización y puesta en regla de la cultura gay que avanzaba aceleradamente en la década que lo proyectó a la fama. El desborde dionisíaco que advertimos en muchas de sus imágenes da cuenta de un régimen de los cuerpos entre el éxtasis clásico y la desnudez hiperbólica contemporánea, agigantada por la exacerbación del canon greco-latino llevado al extremo. Son imágenes que expresan cierto homo-erotismo fetichizado y photoshopeado.

La deriva estilística proveniente del efecto “deshinibidor” de la transvanguardia permitió la manipulación de imágenes pertenecientes a ámbitos dispares de la producción cultural que transformaron a la pintura en un espacio de condensación y superposición de registros visuales de temporalidades remotas. Los procedimientos de la post-producción se combinaron de igual forma en su obra permitiendo la fuga de ciertas imágenes que interpelaban el gusto de la cultura mainstream. Lejos de la especulación neo-conceptual y del ethos de los artistas del Rojas, Federico Klemm transitó con estrella propia el devenir de los años 90 sin que muchos advirtieran la radicalidad que ese conjunto de cuerpos musculosos ponía en escena.

La desmesura, el exceso y la artificiosidad de sus composiciones (los paisajes rocosos de apariencia de cartón, las columnas de telgopor cuya liviandad era imposible de disimular, las aguas de celofán azul y celeste, al igual que otros recursos escénicos del mismo modo precarios), se conjugaban de maravillas con la pretendida sofisticación kitsch que sus imágenes provocaban.

Un trash avant la lettre aparecía en sus obras algunos años antes que esta tendencia dominara la escena del arte de comienzos de los 2000, con características propias que difieren del hiperrealismo y la arqueología del desecho urbano que instalaron con fuerza artistas como Diego Bianchi y Leopoldo Estol. El trash en Klemm estaba más relacionado con operatorias sobre la imagen que subvertían la lógica y la filiación entre referencias artísticas, extra-artísticas, usos de la imagen, materialidades y temáticas ajenas al arte.

La ansiada fusión entre cultura alta y baja se amalgamaba en su obra integrando su producción visual a la televisiva, su labor de mecenas y su misión de entusiasta difusor del arte.

En un banquete telemático todo junto: del neogrecoromano barroco al Trash-Trans

Dos pulsiones recorren la obra de Klemm y la convierten en vectores de este proyecto: la suntuosidad barroca, sensual y artificiosa, y el exceso que toma la forma de visualidad trash, a través del cual jalona temporalidades, usos y apropiaciones de la imagen.

De esta manera, esta exposición presenta una colección temporal de obra que, como un teatro, escenifican el desplazamiento del arte de su centro autónomo hacia otras prácticas que performatean el género y lo proyectan hacia las formas de resistencia queer.

Federico Klemm en compañía de un coro contemporáneo integrado por Laura Códega, Mauro Guzmán, Ad Minoliti & Gaby Cepeda, Malena Pizani y Nancy Rojas, hacen uso de las imágenes del pasado a través del tráfico libre por la web, se apropian de ellas, las confrontan y despliegan estrategias productivas que revisan los valores que instituyó la modernidad buscando ampliar sus efectos e intentando eludir los episodios canónicos del arte.

Cierto discurso crítico gastado por la mímesis con las tendencias artísticas imperantes en el mundo global que causó su ocaso hacia finales de los años 80 –del cual la escritura de Espartaco sea quizás su hipérbole en el punto previo al derrumbe estrepitoso—, es reemplazado por una performatividad curatorial que encarna Nancy Rojas poniendo el cuerpo en escena y transformando el ámbito de la producción en una zona de convergencia de plataformas experimentales.

Como en un juego de cajas chinas, esta exposición presenta escenas dentro de escenas, obras dentro de obras y curadurías implicadas en otras, en una estructura que traviste los roles y transforma la presencia de Federico Klemm en una trama que teje correspondencias y afinidades entre lxs demás artistxs.

Cuerpos en éxtasis, iconografía low-tec, estética queer, artificio, teatralidad y exuberancia sexy se combinan para corporizar las derivas de Laura Códega, Mauro Guzmán, Ad Minoliti & Gaby Cepeda, Federico Klemm, Malena Pizani y Nancy Rojas en esta nueva escena.

Jimena Ferreiro

1) Junto con Espartaco, Federico Klemm realizó el ciclo televisivo El banquete telemático, que consistió en programas semanales de media hora donde se abordaban diferentes temas sobre historia del arte. Sólo entre 1994 y 1995 se emitieron 64 programas.

2) En la exposición El banquete telemático de la pintura que Roberto Echen curó en el Museo de Arte Contemporáneo de Rosario en 2010, afirmaba que Klemm era uno de los casos con el que se identifica la propuesta del Museo que buscaba el reconocimiento a artistas y obras que son resistidas o prejuiciadas y que han sido evitadas en su momento y que todavía no resultan favorecidas o -al menos- incorporadas plenamente a los discursos habituales del arte. Ver http://www.macromuseo.org.ar/archivo/2010/09/_pdf/hoja.klemm.pdf

3) Las Bistecs, HDA, se puede ver el video completo en: https://www.youtube.com/watch?v=rwMdR6scTeI. Dirección: Gema Briones, idea original: La Bistecs, Dirección de fotografía y cámara: Gena Briones. Dirección de arte: Marc Campoy.

4) En 2002 presentó su última exposición individual Sansón y Dalila: Metáfora Contemporánea en la sala J del Centro Cultural Recoleta en el mes de abril, que fue acompañada por su libro-catálogo, pocos meses después moría a los 60 años, dejando el legado de una extraordinaria colección de arte moderno y contemporáneo que actualmente custodia la Fundación que lleva su nombre.

5) Véase: Fabián Lebelnglik, “Klemm en la hoguera” y otros artículos publicados en Página 12, suplemento Radar, Buenos Aires, 23 de agosto de 1998. Recientemente Claudio Iglesias publicó el libro de ensayos Rubias teñidas. Federico Klemm. Marisa Rubio. El arte entre la libertad y el subjetivismo profesional. Rosario, Baltasara Editora, 2015.

6) Achille Bonito Oliva, “2001: el banquete telemático de la pintura”. En Federico Klemm 2001: el banquete telemático de la pintura, Milán, Skira editore, 1996, p. 8.

7)Término acuñado por el propio artista cuando comenzó a diseñar mobiliario a comienzos de la década del 80.

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